10.06.2009

Myself


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Cada mañana abro los ojos y apago mi mente, el tiempo se detiene tan sólo unos segundos y todo está en paz, pero el momento termina y de golpe mi corazón late de nuevo, mis pulmones se inflaman con el aire pestilente que despide el arenero de mi gata. El ruido golpea mis oídos que obligan a mis manos a protegerlos de inmediato pero el cerebro a ganado la orden y ya comienzo a levantarme y el ruido pasa a segundo plano. La falta de horas en la cama provoca un ligero mareo y un gran disgusto, quisiera dormir horas y horas, pero el baño ya espera mi cuerpo y el agua relaja mis músculos, incluyendo al cerebro.
Cada día peleo con el deseo de la contemplación, las presiones sociales me impiden ser una observadora permanente, el no a la participación retumba en mi hueca cabeza.
Deseo tenerte, odio el deseo y deseo de nuevo no volver a deserte y me doy cuenta que sigo deseando. Me odio por ti, me odio por mi.
Ahora me doy cuenta que no funciono correctamente, simplemente no sé como debería hacer las cosas. No encajo en el sistema, pero tampoco me considero especial, sólo un error.
Todas las tardes me siento bajo los árboles que dibujan el camino hasta la gloria, tu, y estudio el movimiento a seguir para contigo, pero siempre me equivoco.
Todas las noches pienso en lo que he hecho en el día, estudio cada paso que di, cada palabra que pronuncié, cada acción y siempre me reprocho el no alejarte de mi vida.
Cada madrugada prendo la radio, escucho un buen Jazz, me quito la ropa, me tiro en la cama y siento el calor invadiendo mis sentidos y me revuelco en la cama como un cerdo en matadero que sabe su destino, despierto molesta y prendo el ventilador, me quedo mirando durante horas su hipnotizante movimiento y apago el cerebro y abro más los ojos, me pierdo en el girar de las aspas, el Jazz pierde sentido y de pronto son sólo notas al azar, sin ritmo ni armonía. Me pregunto si será mi imaginación o en verdad la música se descompone en ruiditos casi imperceptibles y ajenos. Por fin me decido a intentar dormir de nuevo, me tumbo en la cama, la cara escondida en la almohada, la espalda de lleno a la puerta, y siento que alguien me mira desde afuera, me pide y suplica un minuto, pero soy egoísta no la quiero, no la ayudaré y de pronto me acuerdo de ti, de nuevo.
Estoy harta de tenerte todo el tiempo a mi lado, no estas tu pero está tu recuerdo en mi mente y eso es peor, porque no me atrevo a recordar las cosas negativas, ni tus errores o perversiones, sólo está tu suave voz, tu boca, tus ojos, tus manos y esas pocas palabras que me dirigiste.
Estoy cansada, sólo quiero dormir, apagar el cerebro para siempre y ser feliz, soñar con lo que toda chica, estúpida y común, sueña: ser la madre, la esposa, la hija; pero yo quiero ser otra cosa y lo soy pero no quiero serlo.
Cada mañana abro los ojos y apago mi mente, el tiempo se detiene tan sólo unos segundos y todo está en paz, pero el momento termina y de golpe mi corazón late y tu estas conmigo aunque no estés a mi lado.

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