el espejo que desdibuja mi rostro
el olor de tu piel desnuda
al ambiente que asfixia
mi cabeza que da vueltas
en un habitación tan pequeña
la luz amarillenta y caliente
que se cuela por la ventana miniatura
la gota que se escapa por el grifo
el vapor que exudamos en la bañera
la porcelana del vidé
el estupor que dejó el blanco talco que inhalamos
la sangre que recorre lentamente mis adentros
la visión borrosa de nosotros
humedos, perdidos, agonizantes, patéticos
el calor que viene de fuera
el calor con el que contaminos este espacio
mi monte venusino que asoma entre la espuma
tu mano que reposa en tu entrepierna
el mundo que nos ignora
la gente que nos olvida
el adiós que no diremos,
el amor que no tendremos
los hijos que perdimos en el tiempo
nosotros extraviados...
Nada importa ya.
Se acabó.
Se acabó.
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