Un globo rojo en forma de corazón.
Revoloteaba enfrente de mi,
bailaba entre vehículos y remolinos.
Hasta que, con delicadeza, el viento lo llevó hasta mi,
lo dejó en mis manos,
y el globo lloró por perder su libertad.
Ahora es preso de mi,
preso en mi caja de metal.
Cerrar los ojos y disfrutar ese placer dejarse estar. Después del sexo. Sintiendo esa relajación, ese sueño, esa pesadez deliciosa.
ResponderEliminarTus manos quietas sobre mi cuerpo, sentirte respirar profundo. Mirarte dormir.
A veces tengo ganas de que te quedes.
Pero cuando estoy deslizándome en ese tobogán de peligro, algo me alerta.
A veces tengo esas peligrosas ganas.