Ok, ok. Piensa, ya estas aquí, el arma esta en tu mano, el cuerpo yace a tus pies, aún conserva la cara de súplica que puso justa antes de que tiraras del gatillo. Pero él se lo buscó; con su trato, con sus palabras, con sus traiciones. Y ahora estamos aquí, si tan sólo hubiera cambiado, yo habría, yo habría... ¡Basta!
En la espera de resolver todo esto, ni las tripas, ni los sueños se justifican por arte de magia, así que a trabajar.
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