6.16.2010

Es por eso que él no es el de mi sueño

     Esta noche ha sido un infierno. El maldito calor, los mosquitos, la falta de sueño primero y el estupidizante sopor después, caer en ese sueño pesado y profundo como Alicia en el agujero del conejo, donde cada capa es aún más oscura que la anterior; solo que yo no caigo hacía abajo, voy cayendo hacía un lado, no sé como es que pueda suceder, ahora que estoy en vigilia ni siquiera puedo recordar la sensación de caer de lado.  Sin saber como, llego a la casa que habitara físicamente tiempo atrás, dónde tu me esperas, sentados en la cama, platicamos de todo y de nada, como una noche más en nuestra cotidianidad, sin embargo algo perturba ese momento: un estruendo en la calle, un bullicio ajeno a nuestro momento y nuestra realidad. Quedamos estáticos por unos momentos, en silencio, en espera de saber que pasa afuera, pero el bullicio calla de pronto, se hace el silencio, sin embargo cuando la paz reina a nuestro al rededor, algo ya se ha interpuesto entre nosotros,  simplemente te has dado cuenta de que este no es tu lugar, ni son tus brazos los míos. Me miras con esos ojos que dicen más que tu boca y te giras sin decir adiós, mis brazos aún hambrientos de los tuyos corren a abrazarte, al hacerlo siento como tu cuerpo se estremece, te detienes con deseo de corresponder a mis brazos, tus ojos de nuevo me dicen lo que quiero escuchar, pero tu boca me roba esa satisfacción: "Tengo que irme, es necesario" me dices sin quererlo, puedo verlo en tus ojos, sufres más que yo por la situación. Es momento de hacer los que se tiene que hacer: "El que aún te desee no significa que aún te ame, podemos ser amigos sin temor a nada más serio, dame un beso", te digo al tiempo que sostengo tu rostro con ambas manos, sonríes, pero me queda la duda si lo has hecho por sentirte aliviado o porque has descubierto mi mentira. Cierras los ojos y me besas, en tus labios termino por encontrar lo que he buscado en cada uno de tus movimientos, tu amor. El beso se me antoja demasiado breve, pero como todo tiene que terminar. Y así como el beso, el sueño termina, despierto con nostalgia en el cuerpo, con tu sabor en los labios y tu aroma en mi ropa.
     La noche aun es joven y mantiene con vida la oportunidad de compartir contigo aunque sea un momento a través de la virtualidad del espacio imaginario. Con entusiasmo y deseo en los dedos, te busco, te llamo, te platico, y tus respuestas me sepultan tres metros bajo tierra; eres frío, distante, eres otro. Se me  había olvidado que las cosas ya no eran como antes. Desilusionada, me digo que será la última vez, que en adelante serás tu quien sienta mi frío, mi lejanía, sin embargo no puedo y con un sabor amargo en el cuerpo, me despido, no sin antes recibir la última estocada, pues tu última palabra no es más que monosílabo.
Definitivamente no eres el de antes, no eres el de mi sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Otra canción de cuna

 Esta es una canción de cuna  que cantaba mamá, donde no existen las hadas y no se debe gritar. Este era un niño muy triste que no quería vo...