Y aquí estoy de nuevo, lamentándome, tratando de entender,
buscando por borrarte de mi pasado, de mi futuro, de mi.
Las ideas me golpean con tanta fuerza que no sé, no entiendo
lo que mi cabeza quiere decir y sólo siento el profundo vacío de mi pecho, de mi
estómago, de mi cama.
La misma pregunta que gira y gira sin darme paz: ¿Por qué?
¿Acaso no fuiste feliz en mis brazos?, ¿acaso no saboreaste
las mieles de mi cuerpo desnudo al tiempo que reías y gritabas que no te querías
marchar nunca?
¿No fue, sino en el calor de mi boca, que tu sexo caliente
conoció el éxtasis una y otra vez?
¿No fueron mis pechos, las montañas a que acudías cada
mañana y contemplabas el amanecer?
¿No te aferraste a mi cintura mientras llorabas y suplicabas
porque no sucumbiera ante la traición de mi propio cuerpo?
¿No decían tus ojos, tus labios, tus manos y tu apresurados
besos, lo que tu voz no se atrevía a pronunciar?
No entiendo como lo que fue y nos hizo felices pueda ser un
error.
¿No son acaso tus miedos los que mantiene en pena a nuestros
corazones?
¿Es que mi memoria me engaña?, ¿Es que fuiste sólo un sueño?
Porque hubiera jurado, al tenerte en mis brazos que eras
real.
Y ahora sólo escupo palabras vicerales a una silla vacía que
no responde.
Tenías razón… ahora puedo morir en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario