7.22.2010

Declaración


Soy, aunque no lo parezca, una mujer sensible, que le gustan las sorpresas agradables, a la que nunca le han regalado flores (al menos un hombre), y le gustaría saber que se siente al menos una vez en la vida. Soy una mujer que goza del sexo como algo natural, pero odio que se me tome como objeto sexual nada más, me gusta como soy, pero como toda persona, tengo conflictos conmigo, a veces me quiero, a veces no, así que no presiones cuando digo a no a mostrar algo. Soy necia, de carácter fuerte, difícil de trata muchas veces, pero también soy tierna, cariñosa y muy apasionada. Es fácil que me enamore yo sola de las personas, pero muy difícil que me desenamore, y por lo general soy yo la que se enamora, creo que nunca nadie se ha dado a la tarea de enamorarme.
No es que el físico no me importe, una persona que dice que no vio algo físico en su pareja miente, simplemente mis estándares de belleza no son los mismo del común, y muchas veces me apasiono por personas "feas", pero que tienen mucho que ofrecer. Es, para mi, de vital importancia que pueda compartir gustos con mi pareja, musicales, cinéfilos, literarios, etc., no que nos gusten exactamente las mismas cosas, pero sí que podamos hablar al respecto, y porque no, hasta una que otra conversación medio acalorada sobre lo que consideremos bueno o no.
No me creo los elogios, porque sé que muchas personas no son honestan, solo lo hacen para sacar provecho y después se olvidan de lo que dijeron, no me gusta salir herida, por eso he aprendido a cuidarme, tal vez demasiado, por eso soy tan desconfiada, pero una vez que confío en alguien, esa confianza es incondicional, y una vez que se pierde, jamás se recupera.
No me gusten que me hablen fuerte, que me mientan, que me griten o me insulten, mucho menos que menosprecien mis capacidades, se me hiere fácilmente aunque no lo demuestre. Soy una llorona de closet, jamás me veras llorar (o muy difícilmente), pero eso no significa que no lo haga.
Estoy enamorada de mi pasado, de mis fantasmas, de mis errores, de mi gran amor, jamás te compares con él porque saldrás perdiendo, pues es un espejismo de lo que fue, y ahora solo conservo lo bueno, aunque te ame, jamás será como a él.
La vida me parece a veces aburrida, a veces interesante, otras tantas dolorosa. Lucho contra el deseo de la contemplatividad absoluta, a veces solo quisiera salir volando, sin penas, sin responsabilidades, sin expectativas que cumplir.
Soy una mujer como cualquier otra, que en el fondo desea nada más que protección, soy diferente a todas, luchando por mi independencia, sin pedir ayuda aunque la necesite.
Conservo como único tesoro mi pequeña manzana blanca mordida, la bolita de pelos que dormita a un lado mío, que mientras respira tranquilamente me roba un minuto de vida y está ansia de sacar lo que traigo dentro del pecho, esperando así llenar el vacío que me consume día con día.
Y al final del día no soy más que un cuerpo inerte que ocupa en espacio en el espacio, perdiendose en los bien delimitados confines de cuatro paredes, en la bastedad sin espacio de mi cerebro.

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