7.29.2014
Linfoma
Hay días, como hoy, que me siento frustrada, cansada, agobiada y
prisionera. Prisionera de mi cuerpo, este cuerpo que ha estado conmigo
en las buenas y en las malas, este cuerpo que ahora no reconozco como
mío; que no responde como se supone que debería, este cuerpo que tiene
marcas, quemaduras, cicatrices resultantes de éste mal. Este cuerpo que
se cansa, que se queja y que se siente inutil. Me veo en el espejo y no
me reconozco, esa que me ve de regreso no soy yo. Y no es sólo
la falta de cabello, las ojeras debajo de mis ojos, las venas marcadas,
la quemadura por infiltración en mi mano, los cortes en mi busto por el
port a cath, y las cientos de marcas en mis piernas y en todo mi cuerpo
resultado de los síntomas del cáncer. Es la neblina de mi mente que se
instaló ahí desde que todo esto comenzó, la falta de agilidad mental, la
distracción, el mal humor, la depresión. Es el hecho de que me convertí
en el cáncer. De que esto ha dominado cada aspecto de mi vida. Si pudiera huiría de
esto, de mi, de la prisión en que se ha convertido mi cuerpo, mi vida. Odio que
la gente me mire en las calles, porque no es sólo curiosidad, la gente
va más allá, juzgan, invaden mi espacio personal, no les importa que me
de cuenta y en el mejor de los casos me ven con lástima. ¿Quienes se
creen ellos para verme así?, ¿Quién les ha dado derecho?. Estoy harta y
aunque sé que hay quienes me quieren, apoyan y acompañan, me siento
sola. A veces sólo quisiera gritar, mandar a todos al carajo y morir en
paz, pero no puedo, aunque quiera renunciar no puedo, porque sé el daño
que eso causaría a mi madre, a mi hermana y a los pocos amigos que esta
porquería no me ha arrebatado. A veces sólo
quisiera desaparecer.
7.20.2014
Cáncer y tu.
Y sigo aquí, luchando, menguando, esperando.
No sé qué batalla es peor,
no sé cual pierdo o gano,
quizá ambas.
Pierdo una y otra vez.
Tu nombre, mi olvido, mi cuerpo.
El tiempo que pasa, caprichoso, a su antojo
y se escapa en el ayer.
Mi cáncer eres tu.
No sé qué batalla es peor,
no sé cual pierdo o gano,
quizá ambas.
Pierdo una y otra vez.
Tu nombre, mi olvido, mi cuerpo.
El tiempo que pasa, caprichoso, a su antojo
y se escapa en el ayer.
Mi cáncer eres tu.
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